martes, 29 de julio de 2008
Manifiesto / Néstor Braslavsky
Fui al baño de un amigo a orinar, encontre unos soretitos embarrados de no mas de 2hs (segun el forense) Y en el acto de mear no pude evitar limpiar con la presion del chorro ese resto arqueológico. Cuando note que le apuntaba a los minichocolates senti una sensacion muy rara, casi intima de mearle la mierda al amigo que me acababa de confesar que tenia un hijo de un año. Pense en el acto de lo que hacia por la impresion que sentia en esa coherencia ininterrumpida de mierda orina y cuerpo. Demasiada sensibilidad.
Recordaba lo feo que es mear en los baños de una estacion de servicio, totalmente cagados de varias capas. donde la orina no tiene contacto con el agua pura, sino con un colchon de barro fecal y papeles apelmazados, que al ser agredidos, fetan su mas horrendo olor como defensa hacia el invasor. Un olor formado de particulas corporeas, solo que muy chiquitas, que penetran en la nariz produciendo un toque real. Un terrible contacto con la mierda, la intimidad alimenticia procesada y descartada por "el otro"
A veces siento que no nos separa nada, el aire solo es transparente pero denso, un engaño quizas para no vernos como una masa compacta.
Saludos
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